Me apago por dentro; mi alma derrite
aguardando que el almanaque aguante.
Mi vida es cera pábilo humeante
cual vela que Dios a soplar me invite.
Ganas tengo ya que todo termine.
Ya nada encuentro por más que rebusque.
Sólo espero el momento del embarque,
que pronto llegue y mi senda culmine.
No percibo; a nada todo me sabe.
De sinsabores mi vida está inunda.
Sólo hallo en la ternura que en tí abunda,
el alivio que mi cuerpo recabe.
Por eso mi tesoro, mi escondida,
ahora que estoy de uñas con mi vida,
sigue aquí conmigo hasta mi partida,…
...hasta el adiós, hasta mi viaje de ida
a un lugar sin nombre,en donde algún día,
de nuevo se junten, tu alma y la mía.
Autor:
©José Manuel Rodríguez 12 de mayo 2012
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